domingo, 25 de mayo de 2008

Viejas notas trasandinas

Chile

La Concertación y el luego.
A dos años de las elecciones, lo más seguro es la incertidumbre a la hora de predecir candidatos a presidente.
La actual, M. Bachellet, sufre un pronunciado deterioro de su imagen, puesto que la lengua popular la califica como un mero títere de Lagos, su antecesor en la presidencia de Chile.
Además, según la Constitución, es inviable una reelección sucesiva.
Bachellet es la cara de la Concertación, y quien sucede a Lagos, contando con su apoyo bajo el marco de lo que estos denominan un Gobierno de “centro izquierda”.

¿Izquierda?
Pero la realidad es bien distinta a lo que describe el oficialismo. Chile sigue sosteniendo una basta cantidad de tratados con diversos países. Ejemplo, es el que mantiene con Estados Unidos, desde el 2004.
Mantiene un intermitente compromiso con el Mercosur, es que librarse de impuestos con los limítrofes Bolivia y Perú, no parece de gran utilidad. Pero quizás no sea lo ideal olvidar que a largo plazo, Chile depende de la suerte de la región.
Sorprende ver el alto desarrollo de determinadas actividades monopólicas, en comparación a Argentina. Aunque no es casualidad percibir gran influencia estadounidense en el modelo económico chileno, si es que se recuerdan las políticas llevadas a cabo por el Gobierno de Augusto Pinochet y sus “Chicago Boys”.
En la capital, Santiago, las estaciones de servicio suelen estar pegadas a grandes cadenas de farmacias (siempre sin medicamentos genéricos, desde luego). Aunque hubiese sido infantil creer que de paseo por America del Sur no se encuentran claros rasgos de acciones monopolicas, si, asombra percibir a simple vista diferencias tan claras con marcas que también existen en Argentina.
También es destacable la aparición de grandes tiendas chilenas a pocos kilómetros de pequeños pueblos de Perú. A pesar de tratarse de comunidades de estructura económica “poco desarrollada” (y esto no implica incapacidad para sostener a sus habitantes).
Una de las tantas marcas chilenas en Perú, el mall Ripley (con grupos inversores que exceden el origen latinoamericano), aparece con frecuencia, comercializando bajo su pulgar diversas marcas, de rubros bien distintos.
Hasta acá, no hay novedades en relación a la realidad argentina. Pero especialmente en Chile, es muy común dar, junto a Ripley, con el mal Falabella (publiciad de Valeria Mazza, mediante).
Falabella, posee su propio banco. Un paso más allá de las tarjetas o clubes de socios de marcas que actualmente se preparan para inundar Argentina. Ya que con la tarjeta de la hiper tienda de compras, se pueden adquirir productos fuera de esta, y más… comprar un vehiculo, cargar combustible, retirar dinero, pagar vacaciones, viajar en el metro (subte), adquirir bebidas alcohólicas, medicamentos, comida.
Otro caso de organizaciones que sacan del bolsillo por comprar otro bolsillo, se da con la empresa Tur Bus, propiedad de la viuda del ex presidente Pinochet.
La marca es líder en lo que respecta a viajes de larga distancia a nivel nacional y tiene su propio espacio para venta de pasajes, servicio de hotelería, partida de buses y todo lo que se relaciona a turismo y transportes de largo trayecto.
Tur Bus, posee una suerte de terminal, dentro de la terminal central de Santiago, diferenciándose y aventajando al resto de las empresas.
Alejado de esto, es relevante mencionar el conflicto del Gobierno-Mapuches.
El pueblo indígena que supo resistir al dominio Inca y más tarde sostener sus tierras pese a la colonización española en el resto de la región, hoy no tiene respaldo del Gobierno de Chile.
Estos guerreros, respetuosos de la tierra con increíble conciencia de raza a lo largo de su historia, reclaman autonomía y han contado con el apoyo de disversos sectores a nivel mundial, entre ellos la ETA, movimientos de izquierda, ONG´s y hasta el propio Dalai Lama, premio Novel de la Paz.
Pero existe un problema que los afecta en el corto plazo: a pesar de su histórica resistencia, los Mapuches hoy ven a sus tierras afectadas por la actividad occidental.
La creación de represas aledañas a sus campos, llevo a la inundación de los mismos, coartando la capacidad de producción.
Mientras el Gobierno sigue sin tomar cartas en el asunto, impulsa la desaparición de los auténticos propietarios de esas tierras.
Obvias son las dificultades que el contexto otorga, pero el accionar del Gobierno hace tambalear la auto denominación de sus políticas como “inclinadas a la centro izquierda”.